viernes, 24 de julio de 2009

BAJO CERO

Hacen luces las estrellas como mínimas linternas. La nieve, que ya no es nieve que ya no es agua, es molde, rebelión de otras formas. Juega con su reflejo como un espejo, construido para apartarse de su propia imagen. El movimiento del cielo, sigue el ritmo aparente de un laúd. Basta detenerse un instante para notar lo pequeño que somos. Se muestra esta noche en su negro silencio. Tiembla con sus arboles, con el polvo mágico de los caminos. Es una voz inclinada avanzando.

Después de una tormenta el silencio, es un espacio ocupado, deja los rastros expuestos y hace luz. En la oscuridad la luz es verdadera. Atraviesa la nieve. Atraviesa el árbol. Atraviesa el viento. Ahora, estoy atento a todas estas cosas. El cuerpo parece, haber tocado el agua por primera vez. La lluvia en su idioma universal, identifica todas las plantas firmes en la tierra. Recurre el agua en cada pétalo que se abre y da nombre, a todo lo silvestre.

A esta hora el descampado, es una invitacion. A esta hora las estrellas son faros inmensos, y conmueve el olor y su lejanía. Todo adquiere propiedad para transformarse. La consistencia de un árbol y la velocidad del viento, a veces son miradas absolutas. Conmueve el olor y se cierra en lo mas profundo, como un hombre con distintas memorias.

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