miércoles, 23 de diciembre de 2009


Estaba seguro que iba a tener que esperarla por más de media hora. Como de costumbre las mujeres tienden a desaparecer. Los viernes Buenos Aires, cuando cae la noche y comienza el verano pareciera atender los deseos de todos, como un kiosquero frente a la mirada de los niños.
Mientras fumaba un cigarrillo me di cuenta que Jaime ya no estaba en el lugar donde siempre acostumbra escribir en su cuaderno de anotaciones. Sobre Peña, a mitad de cuadra, hay una librería pequeña que posee un frente, amplio y antiguo, con el piso de mármol blanco donde Jaime con el consentimiento de sus dueños vivía hacia más de cinco años. Era uno de los personajes emblemáticos del barrio. Todos los habitantes lo conocían y a todos él saludaba mientras no estuviera padeciendo algún ataque de locura. Cuando esto sucedía, los encargados de los edificios de la cuadra ponían manos a la obra y estaban pendientes de él, cuidándolo como a un niño, hasta que pudieran hacer desaparecer todos los fantasmas que lo aquejaban.

La vereda estaba recién baldeada por lo tanto presumí que podría haber salido a pasear. Los vagabundos también necesitan salir de sus taperas, pensé. A pocas cuadras había una plaza donde otros infelices como él se juntaban a tomar vino pero me pareció casi imposible imaginar que Jaime se pudiera juntar con ellos. No tenía ese target. Él, más allá de toda su miseria poseía una presencia casi importante. Si no fuera porque dejaba crecer su barba en forma desmedida, aunque manteniéndola perfectamente prolija, uno podía pasar desapercibido y entrar acompañado por él a cualquier restaurante mediocre de Palermo.

Sus pertenencias estaban allí. Envueltas en bolsas de consorcio las ropas de invierno y en pequeñas bolsas de supermercados las mudas habituales del calor. Todo aquello ubicado en su perfecto lugar detrás del colchón de una plaza, que aparecía graciosamente enrollado como si fuera un matambre navideño. Su cuaderno de notas descansaba sobre una fila de libros que le servían como una pequeña mesita de luz. Me acerque lentamente aparentando leer las novedades que se mostraban a través del vidrio de la librería y tome el anotador. Abrí el cuaderno y leí sus primeras páginas que estaban llenas de números y letras y supuse que era el diario de un desbordado, el diario de un loco sin sentido. Pero corriendo sus páginas más adelante, comencé a leer poemas preciosos. En ellos estaban las metáforas más originales que había leído hasta entonces. Los silencios más oportunos y las pausas más correctas aparecían allí. Cada poema tenía un centro continuo de atención y todo aquello que lo rodeaba se hacía cada vez más profundo y luminoso. Al mismo tiempo que leía esos versos, se me hacía imposible apartar la mirada sobre ese centro que se formaba como si fuera un dibujo; pero el poema a pesar de esa imposibilidad, continuaba redactándose solo en mi interior como si se estuviera escribiendo en ese mismo instante. Cerré de inmediato el cuaderno y me di cuenta que estaba solo en la mitad de la calle. Alce la mirada hacia las dos esquinas que se mostraban despobladas y un sudor frío comenzó a correrme como si tuviera la sangre congelada.

¿Quién podría sospechar que yo era capaz de robar el cuaderno personal de un desdichado? ¿Quién podría imaginar que la tristeza y la locura fueran capaces de escribir esos versos gloriosos? Cerré ligeramente el cuaderno de notas y acelere el paso hasta llegar a la primera esquina. Luego cruce la calle Peña intentando ver si alguien había sido testigo de mi arrebato y baje por Laprida a toda velocidad hasta que pude llegar finalmente a las Heras. Recién en la avenida trate de descansar unos segundos, como descansan los delincuentes luego de sustraerle la cartera a una anciana. Cada rostro que me observaba probaba de mí una angustia desesperante. Oculte el cuaderno entre mis ropas y limpie el sudor de mi frente con las dos manos. Todo el cuerpo padecía todavía el mismo frío.

Hasta el día de hoy intento destruirlo, quemarlo o tirarlo en alguna fuente e imaginar sus páginas destiñéndose debajo del agua. Hay noches que no dejo de soñar. Jamás logre abrirlo nuevamente.
De Jaime, luego de un tiempo, supe por un vecino del barrio que había desaparecido. Nunca más supimos de él, me dijo tristemente el encargado de uno de los edificios. Intentaron varias veces otros hombres, establecerse en la puerta de la misma librería de la calle Peña pero los dueños no volvieron a permitirlo.

lunes, 21 de diciembre de 2009

Un breve relato


La distinción del libro había llegado en el momento más difícil de su vida. Era como una leve caricia que amortiguaba la profunda desventaja que venía acusando su ego a través de los últimos años.
Hasta ese momento todas las actividades para él carecían de sentido, aquellas que había realizado durante toda su vida en la oficina y los demás asuntos pendientes le producían una completa soledad.
Llego a pensar que el interés por las cosas nunca había existido; y todas aquellas funciones a las que estaba acostumbrado a realizar como un autómata, las hacía con esa tristeza casi agónica, que de a poco y a través del silencio nos van transformando en nuestro propio enemigo.
Pero la distinción recayó con imperioso asombro en todos los demás. En todos aquellos que jamás hubieran imaginado que una mención de esa envergadura pudiera atribuírsele a un hombre de oficina. Un hombre de familia que escribía poemas en una habitación cerrada.
La poesía para el hombre común, es una especie de estado de gracia, un estado absoluto de meditación e idiotez. Un hombre que escribe poemas es un niño que no quiere consagrarse pero cuando tiene familia e hijos es un hecho de suma irresponsabilidad.
A un escritor se le hace imposible demostrar le fidelidad de su trabajo, sobre todo, cuando nadie quiere publicar sus obras. Y hacer poesía es el merito mayor de esa inconsistencia. El hombre medio no tiene capacidad de abstracción frente a esa combinación de palabras que pueden lograr el mismo efecto de luz que emana de un cuadro. Quienes escriben un poema lo hacen desde el profundo sentimiento de goce, sabiendo, que nadie los va a escuchar. Por eso mismo la poética es un estado de fe, un milagro de la naturaleza que describe aquellas cosas que nunca existieron transformándolas para siempre. Es inútil tratar de demostrarlo. Es inútil tratar de trasmitirlo en una reunión de amigos o en una conversación trivial de oficina. Es más fácil hablar de negocios o deportes y no decir nada que tenga relación con ello. Es como un secreto que se lleva uno a la tumba.

La mañana del 4 de octubre de 1956, Nicolás, había escrito su mejor poema. Había dudado toda esa mañana sobre la utilización de diferentes términos y supresiones de puntos y comas; pero finalmente con un gesto rígido dio por terminada su elevada creación. Cerró su cuaderno y tomo una ducha bien fría, necesitaba sobre todo estar despabilado. Había trabajado arduamente con los últimos tres versos del poema y ese cansancio estaba reflejado en las sinuosas bolsas que enmarcaban sus ojos. Tenía la tez pálida. Eligió con delicada paciencia la ropa que iba a utilizar ese día pero decidió no llevar puesta por primera vez su corbata. Salió de su departamento, se dirijo a la azotea del edificio y se arrojo al vacío.
Lo demás salió publicado en la primera página de todos los diarios del país. También en varias ciudades de Europa tomaron la noticia con gran desolación. El periódico “Le Mond”, titulo la crónica de su muerte de manera casi surrealista: Premio nobel de literatura muere en situación dudosa. En cambio los diarios de Brasil y Uruguay trataron el tema con más discreción y menos sensacionalismo.

Pero solo un hombre tuvo la sutileza de ver en este acto rotundo de violencia, una verídica y simple declaración de amor. Fue Arnaldo Veyra, escritor y periodista, oriundo del pueblo de Mansilla, quien destaco en una nota (que jamás pudo ser publicada) que el poeta se había arrojado abrazado a sus libros ..."Su cuerpo atesoraba dos publicaciones y un cuaderno de notas"... , escribió en una carta dirigida a mí, dos semanas después del suicidio. Los bomberos y la policía debieron hacer un esfuerzo descomunal para lograr arrancarlos de sus brazos. Daba la impresión que el pobre muchacho continuaba con vida y de alguna manera sacaba fuerzas para no desprenderse de sus libros, me dijo Veyra, la última vez que nos encontramos en un café de la calle Corrientes.

(Cuento Inspirado en la muerte de Nikos Poulantzas- Escritor Griego)

domingo, 20 de diciembre de 2009

Elipsis

Ignorar la muerte como hacen los pájaros y lograr así la permanencia. Quien nada sabe de ella es inmortal. Dormir la apagada noche y desabastecerse; nosotros, que deseamos sobrevivir como una palabra imborrable.
En esto llevo pensando por más de tres décadas, pero la opresión de los pensamientos, es a veces peor que la propia realidad. Si acaso tuviéramos una función preestablecida, inherente o imposible de ser erradicada, como el olfato del picaflor cuando revolotea sus azules infinitos. Una infancia mecanizada e instintiva, como la de una planta sublime pero incapaz de amar o sentir gratitud.
Tal vez la idea del mundo, es una idea triste y equivocada, y el poeta un impostor mortal. Pero en aquellos libros que nunca se leen, hasta en el peor de los libros, las frases se acopian como ladrillos de un cimento universal.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Poema de amor (en constante modificación)


Hagamos una película donde alguno de los dos
pueda bailar tap sobre una pista de bowling
o quizás un poema ruso
sobre un cisne que se enamora.
El amor es un día para siempre
tal vez el día más largo de un verano
porque tengo la impresión que el frío
con esa gutural manera de adornar las cosas
las detiene, en cambio el sol
pone en funcionamiento las plantas y las articulaciones
y a nosotros mismos
que pudimos haber sido dos extraños

La criatura

Toda la vida hablaras en voz alta y con claridad
Mírame, quito la tensión de tus manos y tu habla.
Ahora di en voz alta, con claridad: “¡Yo puedo hablar!”
(Film el espejo de Andrei Tarkovski)

La habitación del poeta


Un horizonte en plena construcción
una zona vacía y experimental iluminando
el sector más apartado de la casa:
este escritorio infinito
donde cada uno de sus elementos
tienen el poder de una varita mágica.

viernes, 27 de noviembre de 2009

Postfacio


Más allá de sutilezas técnicas o de espejismos teóricos, la poesía, cuando se la practica sin demasiadas pretensiones, quizás no sea otra cosa que una manera de velar por la experiencia inmediata, una curiosidad templada en todas las formas sensibles, lo mismo que cultivar un jardín o escuchar el canto de los pájaros. Esto es todo lo que deberíamos tener en cuenta a la hora de escribir un poema. Aún así, cuán a menudo lo dejamos de lado, y cuántas ideas infructuosas —todo lo que llamamos, crasamente, belleza, cultura, conocimiento y civilización— se anteponen a este simple y misterioso principio.
Alcanzaría con abrir una antología de poesía clásica china para comprobarlo. Entre sus muchas virtudes, la mayoría ajenas a nuestra mentalidad cartesiana, lo sorprendente de esta poesía es que sabe callarse a tiempo, y aún tocando siempre los mismos temas, nunca suena monótona ni retórica. Sobre todo, es conocida su proverbial ligereza y su exactitud para nombrar la experiencia inmediata, con un sentido común que limita, muchas veces, con la más certera extravagancia, y que entre nosotros sólo muestran los niños que recién empiezan a manipular el lenguaje. Ahora mismo, hojeando uno de esos libros que me llevaría a la isla desierta (si quedara alguna), la antología de Raúl A. Ruy: Poetas chinos de la dinastía T’ang, he contando al menos doscientas maneras de describir el sonido de la lluvia cayendo sobre las hojas de un banano; otras tantas para referirse a los pantallazos fugaces de la luna y otras para el paso de las estaciones o el movimiento de las nubes.
En la nomenclatura de Linneo, a la planta del banano se la llama musa paradisiaca; a ella le siguen la musa acuminata y la musa balbisiana como representantes genéticamente puros de esta especie que, bien mirada, es una extraordinaria fusión entre planta y árbol. La clasificación original de Linneo se basa en ejemplares cultivados por él mismo, en su invernadero. Cuando imagino al gran naturalista sueco acuñando el nombre más exacto para la planta, y luego describiendo minuciosamente sus frutos, sus brácteas y sus hojas, me parece que eso, aunque pueda sonar un poco descabellado y hasta, quizás, patético, es lo más próximo a la poesía china que conocemos en Occidente.
El hijo de Loli, la mujer de Ezequiel, se llama Manuel. Tiene cuatro años. Es un niño extraordinariamente dulce, cortés y afectuoso. En realidad, es un poeta chino en estado salvaje, un pequeño Linneo inspirado. Puedo decir esto con total veracidad, ya que hace dos veranos pasé unos días con él y con su familia en una casa de campo ubicada en un pueblo que se llama Robles, al noroeste de la provincia de Buenos Aires, donde —si no me equivoco— fue escrita una buena parte de este libro. Allí, entre largos asados, entre cardos, moscas y vizcachas, largas siestas e interminables caminatas por la llanura, Manu nos dio las más variadas y sutiles lecciones de zoología, botánica, metafísica y poética que pude escuchar en mi vida. Me acuerdo, por ejemplo, que una tarde volvíamos de hacer nuestra habitual excursión por las cuevas de los sapos, cuando encontramos un pájaro —creo que era un jilguero— caído en el pasto. Nos detuvimos un largo rato a observarlo en silencio, pero, por un pudor instintivo o por alguna otra razón que desconozco, ninguno de los dos se atrevió a tocarlo. Luego, sin pensar, me pregunté en voz alta: “¿De qué habrá muerto?”. Y Manu me respondió enseguida, con esa sabiduría irrefutable que poseen algunos niños y algunos poetas: “¡De viejo!”. En ese momento sentí que la vocecita de Manu venía desde muy lejos, y no exagero si digo que era una voz —anónima y escurridiza— que había viajado toda la eternidad para hacerme entender algo tan simple como eso: que un pájaro, como cualquier criatura, está hecha de tiempo y puede también morir “de viejo”.
Ahora, cuando leo en Campo atravesado que un sapo es comparado a “un dios con ojos de niño”, que “existe un mar donde/152 mujeres desnudas/ forman la ola más grande del mundo” o que “aquello que ocurre debajo de la piel/es una manifestación extraña del silencio”, no puedo evitar acordarme de Manu y sus brillantes reflexiones sobre la naturaleza, hechas al pasar, en alguna de esas largas tardes de calor asfixiante, mientras parpadeaba por encima de un enorme gajo de sandía que casi le tapaba toda la cara. Por supuesto, no todo es mérito de Manu en este libro. Al fin y al cabo, un niño necesitaría avanzar toda la vida para conquistar esas primeras iluminaciones espontáneas y abruptas. Pero entonces ya no sería un niño, sino un poeta.
“Volver a ser niños en la noche de los sapos” dice Ezequiel Canero en el hermoso poema —dedicado a Arnaldo Calveryra, el hombre de las mil memorias — que cierra este libro. Y quizás escribir no sea más que eso: pisar el pedal del recuerdo al máximo, quedarse solo frente al lenguaje, tratando de recuperar el nombre preciso de las cosas, dándole un sentido a nuestra anodina historia, nuestros cambios, todo eso que no es más que una acumulación de pequeños tránsitos —y grandes viajes— que nos proporcionan las palabras.

Walter Cassara
Buenos Aires, 14 de noviembre de 2009-- http://www.huesosdejibia.blogspot.com/

De la desesperación

La incertidumbre era una manera de esperar
como tantas otras formas
y esperar es un estado de alerta, no un letargo.
Estamos hechos de tiempo y razón
y estos son dos juegos que nunca logramos descifrar.

domingo, 15 de noviembre de 2009

La carga


Rara esa lágrima que recorre
tu rostro de viento,
Igual que los arboles
cuando dejan caer sus hojas más antiguas
O los pájaros que pierden
sus plumas de acero
y las hormigas
renunciando al cargamento pesado del bosque
Tus ojos, como dos espejos
tienen la manía de contar verdades.

Ahora que me balanceo como un acróbata
sobre esta lágrima hipnótica ubicada
en la pequeña hendidura de tus labios
como un astuto grano de sal,
puedo sentir como el cuerpo resbala
hacia el abismo y desciende

¡Como caen alborotadas las cosas!
¡Y el ruido ensordecedor de una sola gota
explotando en el suelo!
Parece que todo aquello, que cae
pierde su espíritu instantáneamente

sábado, 14 de noviembre de 2009

Talos el vigilador.-


Talos el vigilador

*
Todo un cuerpo ungido
por una pequeña espina en la piel,
como si el dolor pudiera
ser controlado por este clavo.

*
Desde el oeste, una vertiente de icor
inunda de sabor amargo los ríos. Algún dios
beberá inmortal en cada banquete
mientras los otros, seguirán muriendo
por desamores y guerras.

*
Siempre estuve cerca,
pero el amor adormece
es un hechizo que atonta las voluntades.
Tal vez un pretexto o un artilugio del hombre
un bosque o un enjambre de abejas.
Esta hecho de tiempo y arena, de tiempo dormido
y sirve, para que el hombre crea en el hombre.

*
Yo fui un gigante con armadura de acero
y abrase a mi enemigo con la fuerza de un oso.
He descansado a los pies de Medea
bebiendo de sus pechos toda mi suerte.
Nadie abriga un destino tan suave
como este, de morir hipnotizado .


Advertencia de Ícaro a Dédalo

Confiado me elevaba
entre el cielo y los mares
huyendo de tu propia ingeniería
abrazado, al bronce candente de Talos
al calor insoportable.
Los hijos damos pasos insurrectos,
caricias que nadie entiende y caemos
en lo más profundo del océano
como frutos maduros del verano.

Poesía plástica para crear relámpagos.

El arte es un conjuro de palomas traspasadas. Aquello, que deja el hombre como un molde o una raíz. Basta detenerse un instante para lograr retenerlo y en eso, trabaja el artista. Solo él puede apartarse del tiempo; como quien separa sigilosamente la cascara de una naranja. Él puede construir espejos con la nieve y tajear el cielo de un solo verso. ¡Qué importa todo lo demás! Si de todas las calamidades del mundo construimos una forma nueva, para describir el verano y así el viento y así el mar.

En determinado momento nos desapoderamos del mundo y atravesamos el umbral como un astronauta la atmósfera. Ingresamos en el espacio silencioso de las estrellas. El poema es un acto de fe, un milagro de la naturaleza: cuando describe aquello que nunca existió transformándolo para siempre.

Hasta la muerte podría figurarse como un océano azul e inmenso, una muerte imprescindible, porque el poeta es quien deja al descubierto su inocencia. La poesía no alcanzara nunca la felicidad: porque es un estado gravísimo de goce. Hay palabras que le corresponden: cisne, cielo, sombra y azules son propiedad indiscutible de la poesía. Como una constructora de parlamentos se instala en el corazón de las ciudades y se desparrama.

lunes, 27 de julio de 2009

BAJO CERO

El invierno de las cosas sucede lentamente y frente a nosotros pareciera que nada.
Deje abierto mi poema, para que sea rescatado. Nunca termino de escribir y la palabra es un dibujo que no consigue definirse. El garabato vive, en infinita soledad,escuchando el invierno remoto sobre las carrocerías.

La cantidad de las palabras tiene noche, estrellas y silencios sobre nosotros. Descansar, a veces es apartarse de los textos. Un poema, que siempre pertenece a otro, intenta concientizar al mundo. Para un poeta el mundo, es el poema central y la esposa como si fuera un verano. El garabato vive en infinita soledad y tal vez sea, una forma distinta de permanencia.

En su nueva textura de lana, de las formas que dibujan, los cuerpos con sus novedades.
Una linea de sol aparece y atraviesa los arboles como un rayo láser. Mas allá de la ventana todo le pertenece al frío. Algunas plantas mueren, pero antes de morir agonizan en colores cobres. Todo pareciera sostenerse, en el animo ausente de los pajaros.

viernes, 24 de julio de 2009

BAJO CERO

Hacen luces las estrellas como mínimas linternas. La nieve, que ya no es nieve que ya no es agua, es molde, rebelión de otras formas. Juega con su reflejo como un espejo, construido para apartarse de su propia imagen. El movimiento del cielo, sigue el ritmo aparente de un laúd. Basta detenerse un instante para notar lo pequeño que somos. Se muestra esta noche en su negro silencio. Tiembla con sus arboles, con el polvo mágico de los caminos. Es una voz inclinada avanzando.

Después de una tormenta el silencio, es un espacio ocupado, deja los rastros expuestos y hace luz. En la oscuridad la luz es verdadera. Atraviesa la nieve. Atraviesa el árbol. Atraviesa el viento. Ahora, estoy atento a todas estas cosas. El cuerpo parece, haber tocado el agua por primera vez. La lluvia en su idioma universal, identifica todas las plantas firmes en la tierra. Recurre el agua en cada pétalo que se abre y da nombre, a todo lo silvestre.

A esta hora el descampado, es una invitacion. A esta hora las estrellas son faros inmensos, y conmueve el olor y su lejanía. Todo adquiere propiedad para transformarse. La consistencia de un árbol y la velocidad del viento, a veces son miradas absolutas. Conmueve el olor y se cierra en lo mas profundo, como un hombre con distintas memorias.

Fragmento (Sin titulo)


Con el amor intentamos conciliar
nuestra propia existencia,
el mundo deja de pertenecer
al hombre apasionado.
Pienso en vos, me susurran,
las manos suaves que me rozan
y lo que vendrá ya no importa.
Así es el olvido, una luz que los atonta,
una visión clara y poco probable,
que dirime la realidad de la permanencia.

martes, 9 de junio de 2009

A veces, al dormirse la tarde

escucho abordar la respiracion de los pajaros
y la idea del mundo desaparece,
no hay arboles ni perros
y el amor de la gente no importa,
una hora antigua marca el paso
y una planta se prende
a los barrotes oxidados de una ventana
todo debería haber sido así
una fotografía que pulveriza el tiempo,
al dormirse la tarde, un banco hecho con troncos
de algún árbol vencido nos sostiene.

viernes, 29 de mayo de 2009

Aquello que ocurre debajo de la piel

es una manifestación extraña del silencio
nuestra atención le da significado a las cosas
que identificamos con nuestros pareceres,
pero las otras, aparentemente ausentes
continúan sucediendose
como el movimiento perpetuo de las estalactitas,
debajo de la piel y en el interior del cuerpo
se manifiestan los por mayores de la vida cotidiana.

martes, 12 de mayo de 2009

Cuando dormimos la idea del mundo desaparece

como el hambre de un oso en pleno invernadero
tal vez al desaparecer, nosotros hallamos
una forma distinta para ser felices.
Un poema es conciencia arrojada al mundo
porque es necesario observar al mundo
para que este exista,
el deseo suele convertirse
en un estado de invisibilidad,
apagar el ruido de las cosas
el motor de todas las cosas
y cada vez que dormimos hacernos invisibles.

martes, 28 de abril de 2009





Centro de cómputos
La carne tiene una esquirla pero aun late



Pollock inestable
El vicio me dirige
hacia la búsqueda inquieta
y tu mano irreverente se encuentra
navegando como un automóvil



Kamasutra
Cuando tengo fiebre todo es diferente



Síntoma
Ahora veo mi mano temblar
sosteniendo un libro
una mano independiente y desconocida
por todo mi cuerpo


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Uno sabe cuando es canción una palabra en los labios
y se esconde el eco en la boca para ser repetido
vivir ahí, en ese punto extraño del continente
donde el papel es un salvavidas y un barco

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Ocupo la caída
como parte de este viaje
y asumo su perspectiva
como una voz
que me va narrando historias

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Ahora el silencio
es una pequeña pausa
que devuelve murmullos:
la corriente del viento
las olas del mar

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Domesticar esta idea para el engaño,
el horizonte es una perspectiva mas
y el tiempo una vara rítmica
que corta la piel
con su filo de mil hojas

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Este poema surgió, por necesidad y angustia,
puedo simular que a lo lejos
existe un mar donde
152 mujeres desnudas
forman la ola mas grande del mundo

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Ciertos versos son bondadosos
cuando no tienen intensión de matar,
sino vean, esta luz desvelada
que atiende los asuntos mas urgentes
luz habitada, partida
haz de luz que late
encuentra y lo ocupa

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Como este elemento
que puede suspenderse y se deja soltar
cuando queda vacío y nada lo consume
nace, de una simple coincidencia
para luego volcarse y diluirse.
Algo, continua suspendido
pero lo fundamental se nos escapa.

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Acostumbrados a las migas de pan, a los rocíos
ese pequeño intervalo que existe
entre un poema y la creación,
el abismo de las palabras o su furia
cuando pierden, su domestica voz y nos introducimos
en el mundo de las estrellas.

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Puede ser que algunos tengan manos
para sostener carteles en los aeropuertos
pero a mi me interesan los que suben o bajan
las escaleras mecánicas
con grandes valijas y regalos para los niños.

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A Daniela Camozzi

Rompe el cristal
con las palabras,
con un leve sonido
que guardan las palabras,
romper, desarmar, limpiar,
es una exposición de amor
e imprudencia.
Muy pocas son las ocasiones
en donde el cuerpo tambalea
como un acróbata de circo,
pero uno es cociente y sabe
que en el fondo nos espera
una red de contención,
entonces
con inocente astucia
nos dejamos caer

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Ahora que te miro
tengo los ojos nuevos y abiertos
como una ventana al mar
viajan atravesando el viento y se vuelven
de hojalata brillante

lunes, 27 de abril de 2009

La intimidad de las piedras



Desaparece la voz
pero subsiste su eco
en el centro de la piedra



I. Ese camino que siempre sostuve, sin vuelos de pajaros.
Espera, el sol de noche en la noche y se vuelca en el silencio de los ojos tuyos.
La cama de hierro, con agua por debajo, que corre como un río y se ilumina.
Por algún motivo el viento trajo todas las hojas hasta aquí.
Los cobres en otoño, se hacen tristeza ineludible, ausencias y del tiempo.


II. En el camino que es tiempo sin pausa. Recuerdos viajan y nunca desaparecen.
Vuelco un vaso con agua sobre el mantel y regreso para secarte.Otra vez el río distrae.
Otra vez el tiempo, que es viento y acumula objetos en los rincones.
Esa necesidad de no deshacerse de las cosas. Ese caos tan prolijo, el mundo de las cosas.
La memoria se encuentra en los olores y en la música y en la television.
Una voz que recuerda a otra, duerme con esa voz con esa voz muere.

III. Aun estando en la ciudad mi mano me lleva al río. Cada colectivo que tomo es,
pretexto para pensarte, de viajes cortos esta erigido ese vuelo. Acumulacion de pequeños
tránsitos. Así no se escribe, se debe decir: Yo canto para vivir y canto no solo las palabras.

IV. A pesar de todo, el cuerpo no puede resistir y nos hacemos cada vez mas pequeños
Somos como las semillas de los arboles, calorías formidables (cadenas de cuerpos en los bosques).
Y nuestras piernas raíces leves. Diferente de toda naturaleza, el cuerpo se hace planta y no árbol. Ya no volvemos a cantar y de a poco disfrutamos el silencio.

sábado, 25 de abril de 2009

Pensamientos de Telemaco (extracto)




Buscar a alguien es
no creer en su muerte...


La pena que sienten estas mujeres
no tiene fondo. Penelope
enreda su corazón vacío
sobre un telar infinito
y espera, como si esperando
algo estuviera por suceder.
Que importa si el amor no esta o se convirtió
en otra cosa. Los pajaros tampoco saben
cuando van a morir pero continúan cantando
sobre una rama, bañados de luz.
Un árbol si pudiera elegir, seguiría siendo árbol
y no papel para un libro de poemas,
que importa si cada mañana
debemos construir una promesa
nuestra voluntad descansa en ese mínimo deseo
y no en la existencia de los milagros
un pájaro cantor es libre
en la medida de su inocencia, pero un árbol nunca.




El espíritu de las cosas es reconocido
gracias a la permanencia de los olores,
sobrevivir en el aroma
que se desprende de las telas
abordar un perfume en cada rastro
como un perro sabueso y entrar en una habitación
sintiendo la presencia de otro, que ya no esta
quizás por eso, nunca terminemos de morirnos
y esta sea una tarea imposible.
Cuando ya no queda nada de nosotros
la memoria hace que olfateemos los lugares,
los vestidos, las flores que alguna vez tuvimos
permitiendo sentir esa presencia como un extraño
que no tiene intención de abandonarnos.




Quizás la muerte sea
otra forma de entretenimiento.
Siempre existe la posibilidad de apartarnos
de aquellos que mueren por desamor y en la guerra,
pero al ocuparnos de ella
con tanta minuciosidad
terminamos por vernos reflejados,
como quien mira
en el fondo de un aljibe su rostro.
Quizás la muerte sea solo un rumor
una ilusión o un pase de magia
y nada tenga que ver con nosotros.




Yo tengo la certeza
en lo mas profundo de mi
que va a llegar ese día,
en el que dejare de ser Telemaco
y alguien seguro, ocupara mi lugar.
Quizás esto constituya una forma
de hacer todo de nuevo y todo lo mismo,
el porvenir es una simple repetición de sucesos
voces que traspasan la barrera del tiempo.
Este poema, que seguramente
ya fue escrito alguna vez
es una manera de hacer lo mismo.
la importancia se esconde en aquellas cosas
que vamos olvidando y Ulises se olvido de mi,
para ser inmortal
para vivir como un poema o una ficción.

TRANS-NUDEM


Ocultos entre bagatelas
halle unos anteojos trans-nudem
los uso de noche, aunque la gente espantada me vea por las calles trans-nudando con mis lentes secretos
me miran pero ellos son los que caen
sin saberlo en la trampa:
los puedo ver sin ropa, completamente desnudos
con sus penes flácidos y descansados
con sus pechos firmes
rozandose en el subterráneo

Ver a una anciana de tetas cansadas en el supermercado
es una verdadera lección de anatomía
descubrir nalgas hermosas
adornadas de inscripciones orientales
o corazones y delfines asomándose entre las piernas
hombros pintados con vírgenes
y abdómenes trabajadas en algún gimnasio

Que atmósfera cálida brinda la desnudez
pelvis coxis humero y radio
tantas zonas recubiertas de vida

MECANICA CUANTICA


La porción mas nimia de nuestro cuerpo
puede provocar alteraciones monstruosas
imaginate
mi corazón lleno de átomos
apuntando
cariñosamente el centro de tus ojos.



Dicen, que a partir del cuidadoso
estudio de los electrones
uno puede tomar la forma
que ellos poseen
para traspasar espacios y barreras
como tu cuerpo, atravesando esta mañana
y tu mano metida mucho mas profunda



Deje cocinando cuatro salchichas
y me olvide
como olvido tantas cosas en el fuego
al divisar el hervor de la fuente
me acerque y
me di cuenta que habían explotado
saque una foto de ellas
y reflejaba graciosamente
cuatro penes explotados
cuatro penes cortados
partidos por el medio
así ¿quedara expuesto
el corazón roto de los enamorados?

ELVIS


Estaba en duda de montar su bicicleta
o ir a la ciudad en moto
pero se decidió por su mountain bike
y el beneficio de sus ejercicios.
Seis kilómetros y medio de distancia
separaban su posada de la ciudad de Michigan
Había tenido la noche anterior
una de esas fiestas glamorosas e interminables
donde el champán corría hasta permitir el olvido.
Se calzo sus lentes y su casco aerodinámico
y marcho colina abajo hasta entrar en la ciudad
ninguna mirada lo intimidaba ningún grito histérico
lo perturbo, solamente dos perros lo olfatearon
irreconocible, al entrar en una heladería.



Sid Vicious

Esa noche mientras todos dormían
el se puso a escribir su réquiem:
nada de esto tiene sentido, mis marcas
en los brazos y el olor a azufre,
el silencio en la boca de ella, ahora que descansa
lejos de mi
yo viví como una canción, mucho mas triste que esta
y pensar
que solo quería divertirme


El perseguidor


Solo quiero caminar fuera de este mundo
porque todos tienen un corazón venenoso

encerrate en un sueño y nunca salgas de el.
The Ramones


Yo se que me espera un destino trágico
por estar en contra del tiempo, este tiempo
que no tiene nada que ver con nosotros.

Campo atravesado




Todo lo que un niño enseña
es instrumento absoluto
de la barbarie.

Nosotros ya somos grandes
en cambio los niños
juegan con linternas
en la noche de los sapos




Aquí hay un precioso porvenir
debajo de la tierra
las cuevas de las hormigas
intimo espacio de humedad y alimento
aquí esta idea
continua y separada del mundo
puntos pequeños de felicidad
porque la felicidad es real
cuando ocurre desapercibida
en el horizonte pálido de las estrellas




Y ahora cuando vayas detrás de un árbol
y orines su raíz
deberás saber que por debajo
de el, viven los sapos
ocultos en sus trincheras
recostados casi verticales
con su piel de dragón
con su esqueleto articulado
como un dios con ojos de niño
esperando el dedo
que se acerque a la tierra
para tocar la boca del misterio



Hablar de los días en el campo
cuando tenemos los diafragmas hinchados
inflada la piel, los pulmones y las manos
hablar de la luz del relámpago
de la lluvia meteórica con sus cápsulas dulces
de la combinacion de minerales
sangre fuego y deleite
de la vaca cuando se desangra
y los ojos luctuosos hacen del ritual
esclavos, en la noche morosa



Yo utilizo para separar
las hojas de mi cuaderno
las plumas que pierden
los pajaros en la noche
yo presiento
que es en ese momento
cuando sucede
porque creo en la noche
de los rinocerontes,
esa única noche
donde los pajaros saben
que yo los estoy esperando



Bajo la furia del relámpago
la sombra se dispersa como un flash de fotografía,
un eco rompe el bozal y se transforma
en la voz electro parlante del mundo
por unos segundos, todo el paisaje es
una radiografia abierta,
estamos en el centro de la tierra placentaria
con nuestras bocas de sapos
bebiendo de la lluvia
la marea de su ritmo exacto
escapa a lo lejos un sector intimo, donde la piedra
toma forma del agua y el agua en la piedra luz:
se deshace el tiempo,
quien va derribando ahora paredes y arboles
y desgarra la sombra
que abatida se entrega en un descampado
muerde el trueno la boca del silencio
y en todas partes advierto la victoria
Yo, que nunca tuve madre
fui adoptado por el trueno
en esta lluvia